jueves, 31 de marzo de 2011

¡NI CHICHA NI LIMA NADA!

POR NIDIA CAJA
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Nuestro país es con todo orgullo, una mixtura de todas las culturas. Todas juntas y anudadas como los antiguos quipus utilizados para transmitir sucesos importantes. Sin embargo, todo este sancochado catalogado como cultura chicha, está contagiando el espacio separado para los sucesos importantes del haber nacional, los diarios. ¿Valdrá la pena sacrificar la supuesta vocación informativa, por vender millones de diarios “chicha”?

En el Perú nos contagiamos de estos vendedores de “noticias” en los años 90, cuando el gobierno de Fujimori lanzó tantas cortinas de humo con esta modalidad, que Lima se tornó mucho más gris. Así, la prensa se enfermó de un amarillismo exacerbado, dotando de inmerecidos espacios, a noticias sangrientas. La crisis disminuyó cuando murió el perro régimen fujimorista, pero sus secuelas pintorescas nos dejó el legado de la prensa chicha.

Es increíble que estos diarios se aprovechen del público que consume productos similares a su estilo de vida, el del “gilerito trome” que se enorgullece de conocer lo irrelevante y se avergüenza de leer a Arguedas. Pero más absurdo aun es que, esta enfermedad que tantos miles de ejemplares vomita diariamente, sea la envidia de un diario serio, que ha tenido que engendrar un periodiquito con fachada chicha y valor popular. ¡Pero por supuesto! se crea un producto para cada necesidad.

Es bastante ilusorio pensar en un mundo donde se prioriza lo interesante de lo importante, porque esto último da más plata. Sin embargo, no deja de ser absurdo que hoy se le haya bautizado a los chicheros de la noticia, como “populares”, si lo único que cambió es la dosis de sangre por una diagramación medio decente. ¿Cómo vestir a una carita cortada de traje de gala, sin verse ridículo?

¡Absurdo! Es la única definición para avergonzarse de la falta de escrúpulos, si todos ya saben que lo más importa en la vida es la plata. ¿Si el peruano sin vergüenza, admite la ligereza de sus gustos? ¿Por qué diablos no admitir junto con ellos la actual condición de la prensa, y dejar de llamar popular y nuevo a este viejo producto?

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